Lo que te voy a contar son 3 razones ocultas por las que muchos gerentes y mandos intermedios no están contentos con sus vidas.
El simple hecho de ponerle luz y darnos cuenta de ello estoy seguro que te va a aportar valor.
Vamos allá.
Primero comienzo con el mito. El mito de que lo importante es ejecutar. Acción. De no parar de hacer. Nos lo han vendido por todos lados.
Hacer, hacer, hacer. Vamos, acción, acción, acción. Aquí no estamos para pensar sino para ejecutar.
Pensar, hablar, reunirnos. Eso es perder el tiempo.
Lo tenemos tan interiorizado que si paramos o levantamos el pie del acelerador ya nos sentimos culpables.
Lo que importa es hacer. Cuanto más haga y más ocupado más útil me siento.
Por lo tanto, no paramos para organizarnos y planificar. ¿Para qué? Si nos van a romper los esquemas en 5 minutos.
Si cuando llego al trabajo ya tengo gente esperándome con sus problemas, una montaña emails que responder, un montón de papeles que mirar. Trabajo y más trabajo.
Pues paramos un momento.
¿Qué consecuencia tiene este ritmo de vida?
La ejecución sin organización genera caos, tensión permanente, ansiedad, estrés crónico o como muchos me dicen, vivir encabronado.
El no tener tiempo para comunicarme con mi equipo y los demás hace que las relaciones sean frías, distantes, sin confianza.
De ahí que tratar y resolver problemas se haga más difícil, porque siempre están a la defensiva.
Ya que la única comunicación que me permito con el equipo es dar instrucciones y luego preguntar por qué no se han hecho.
Esto hace que cada día con ellos sea una lucha de presionar para que sean productivos.
Una lucha que me obliga a dedicarle más horas al trabajo para controlar que todo salga bien.
Y cuantas más horas trabajo, menos para mí, para la familia, para mi vida.
Bien ¿Cuál es la mentira?
Pensar que soy útil porque estoy ocupado. Cuanto más ocupado más útil me siento.
Cuanto más corro, cuanto más acelerado, más importante soy.
Parece la parábola de la liebre y la tortuga.
Así me cuentan en muchos sitios: aquí todo el mundo está muy ocupado pero realmente es poco productivo.
Y que trabajes tantas horas impide que la empresa prospere porque eres el cuello de botella. Por mucho que quieras no llegas a todo.
¿Cuál es la solución?
Como dicen los expertos, para salir de ahí hay que dedicarle menos tiempo a la ejecución y más a la gestión y al liderazgo del equipo.
Entonces ¿Qué nos frena?
El freno está en la tensión. La presión por los resultados y los números. El miedo oculto a no cumplir.
Esa tensión te impide parar, desconectar, tomar decisiones de calidad.
Porque ojo, los estudios han demostrado que todos los seres humanos tomamos el 95% de las decisiones de forma irracional y sesgada.
Y así vamos en bucle, en piloto automático todos los días. Con esa sensación de estancamiento.
De aquí la importancia de la inteligencia emocional para tomar el control de nuestras decisiones.
En definitiva, te he presentado el mito, la mentira y el freno, que por supuesto se pueden superar. Faltaba más.
Espero que hagas buen uso de esta información.
¡Que tengas un gran día!
PD. Si te apetece contrastar tu situación conmigo por si puede ayudarte me puedes escribir un WhatsApp al 693 816 444.
¿Qué hago? Ayudo a gerentes y mandos intermedios de pymes a mejorar su organización, gestión del estrés, comunicación y gestión de equipos para generar más resultados, ganar más tranquilidad y más tiempo.
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