La semana pasada, minutos antes de dar una charla, me tomé un café con un empresario, que me compartía el complejo sistema de incentivos que estaban diseñando en su empresa.
Tenía la expectativa y esperanza de que dicho sistema contribuyera a mejorar la motivación, productividad y compromiso de su personal.
Lo que no se esperaba era la respuesta que le di por mi parte.
Oye, que tener un sistema de incentivos que promueva la meritocracia está muy bien.
Mucho mejor que no tenerlo.
Sin embargo, usar el dinero como principal fuente de motivación es una estrategia de corto recorrido y que no motiva a todo el mundo por igual.
Su eficacia es limitada en personas y en tiempo.
Así que le expliqué otra estrategia, tristemente menos usada, pero con un impacto tremendamente mayor y además, sostenible en el tiempo.
Apoyado en datos y casos reales de éxito.
Le gustó tanto aquello que se quedó con ganas de más.
Así que para ti y para él, en este artículo te cuento de qué se trata.
En concreto, te voy a hablar de:
✅ Cómo funciona la motivación
✅ Qué es lo que más impacto tiene en la motivación diaria de un trabajador
✅ La clave donde se deberían concentrar las empresas
✅ La palanca más efectiva para trabajar en la clave anterior
✅ Y la herramienta más rentable y sostenible para esa palanca
Al lío.
¿Cómo funciona la motivación?
La motivación es la energía que una persona siente para hacer algo.
Pero esa energía depende de los motivos que tenga en su cabeza.
Fíjate: motiv – ación = los motivos que nos dan o nos quitan energía para ponernos en acción.
Las empresas, normalmente no tienen tiempo para indagar en los motivos o motivadores que cada persona tenga en su cabeza.
Así que usan la motivación externa.
Esto es, inventarse motivos para que la gente quiera trabajar más.
La típica estrategia del palo y la zanahoria.
La zanahoria es el dinero. Los incentivos.
Y el palo no hace falta que te lo explique.
Pero claro, la zanahoria no motiva a todo el mundo por igual.
Ni tampoco nos movemos por dinero todo el tiempo. Sólo hasta cubrir nuestras necesidades.
Por lo que si una empresa quiere realmente mantener una motivación sostenible en el tiempo, debe recurrir a la motivación interna.
Y claro, a cada persona le motiva una cosa diferente.
Pero hay un motivador que todo el mundo tiene en común.
Te lo cuento ahora.
Lo que más impacto tiene en la motivación diaria
A todo el mundo le motiva el sentirse valorado, querido y con la confianza de su jefe directo.
Y esto es así porque tú cerebro sabe que tu estabilidad económica y laboral depende mucho de la relación que tengas con tu jefe.
Si tu jefe te quiere, te sientes seguro en tu trabajo y feliz con tu empresa.
Si tu jefe apenas tiene relación contigo, vives en la incertidumbre permanente.
Y eso desmotiva.
Pero desmotiva más si encima tienes un mal jefe.
Un jefe que te trata mal, que no confía en ti, que no te escucha, que no delega, que tiene favoritos o que no afronta ni resuelve los problemas.
Porque hay dos grandes males en todas las empresas.
1. El chismorreo por detrás, que destruye la confianza, el compañerismo y la cohesión del grupo.
2. Los diferentes niveles de compromiso, que hace unos remen más, otros menos y si no se gestiona, genera comparativas, malos rollos y sensación de injusticia permanente.
Y precisamente los jefes son los principales responsables de gestionar esos males.
Los que afectan a las relaciones, al bienestar y a la motivación del día a día de cada persona.
Ya sabes. No se renuncia a las empresas, se renuncia a los malos jefes.
Y el dato.
Se ha probado que la motivación, la productividad y el compromiso de las personas depende en un 70% del jefe inmediatamente superior.
Y los malos jefes merman en un 50% la rentabilidad de la empresa.
¿Queda claro entonces cuál puede ser la inversión más rentable para cualquier empresa?
Efectivamente, en los jefes. En su capacidad de liderazgo.
Te iba a decir en los mandos intermedios, pero en realidad, habría que incluir a todos los jefes de la organización.
La clave donde se deberían concentrar las empresas
Y una vez que tenemos puesto el foco en los jefes.
¿Dónde deberían de invertir su tiempo y su esfuerzo estos jefes?
Fíjate en una estadística.
De cada 10 trabajadores:
👉 Sólo 2 están realmente comprometidos y dan el 100%
👉 Cinco, el 50%, vienen a cumplir con lo mínimo.
👉 Y los 3 restantes estás desmotivados o quedamos y son los que contaminan al resto.
Es decir, la productividad real de las empresas es realmente baja, apenas llega al 60% del potencial.
Y de los ambientes de trabajo no hace falta hablar.
Otro empresario me hacía una observación realmente interesante.
Me decía:
Pues en mi empresa, un 40% de los trabajadores son buenos.
Otro 40% está en bailando en el medio.
Y un 20% es tóxico y no se puede hacer nada con él.
La clave está en trabajar con el 40% del medio.
Si los acercas a los buenos, el rendimiento de la empresa se multiplica.
Si dejas que se contaminen por los malos, lo que se multiplican son los problemas.
Poco más que añadir…
La palanca más efectiva para el liderazgo de los jefes
Teniendo claro que la gestión del personal es el elemento clave para el rendimiento del cualquier negocio.
¿Cuál sería la palanca más efectiva para potenciar el liderazgo de los jefes?
Si llevas tiempo aquí conmigo, ya te sabes la respuesta.
Gestión de personas y gestión de emociones están íntimamente relacionadas.
Un jefe sin psicología es como un empresario sin conocimientos de negocio.
Lo que me sorprende es que se invierta tan poco en la psicología de los jefes.
Y más teniendo en cuenta que ellos son los que contagian su motivación o desmotivación al resto del equipo.
Si tengo un jefe emocionalmente estable, habrá más probabilidades de que tenga un equipo estable.
Pero si tengo un jefe emocionalmente inestable, no solo afecta a su equipo sino que pierde toda su credibilidad.
El ejemplo típico que me cuentan en las empresas.
“El humor de nuestro jefe depende de la caja.
Si el día anterior fue bueno, hoy viene contento y nos dice que somos lo mejor.
Pero si la caja fue mala, vendrá cabreado y nos pondrá a parir.
Es como una veleta que se mueve donde la lleva el viento…
En definitiva, las emociones condicionan directamente tus decisiones, lo que haces o no haces, el cómo te comunicas y el cómo te relacionas con los demás.
Dominar la gestión emocional no sólo te hace mejor líder y mejor persona.
También te ayuda a construir un entorno de trabajo más productivo, un mejor equipo y una mejor empresa.
Y lo mejor, tu estabilidad emocional no solo es bueno para tu salud, sino para ser más consistente y lograr una motivación y productividad más sostenible en el tiempo.
La sostenibilidad es una palabra que está de moda.
Pues aquí te he presentado otro punto de vista para trabajarla.
Como siempre, espero que haya sido útil.
