Aunque se nos olvida con frecuencia, las empresas son personas.
Cuando piensas en las grandes empresas, probablemente se te venga a la cabeza la imagen de su fundador. De Apple, Steve Jobs, de Tesla, Elon Musk, de Facebook, Mark Zuckerberg y de Zara, Amancio Ortega.
Porque las empresas, ya sean grandes o pequeñas, en gran medida, son reflejo de sus fundadores. Y por grandes no solo me refiero a tamaño, sino a empresas excepcionales.
En la situación incertidumbre, miedo y cambio que estamos viviendo en estos tiempos, siempre viene bien fijarse en los referentes. Y los referentes no son solo aquellos que son famosos. Hay grandes empresarios y grandes héroes en todas partes.
En este post, quiero hablaros de un empresario referente en la hostelería, un empresario visionario, de quien he aprendido mucho y ha sido el gran causante de que haya puesto toda mi energía y cariño en este sector. Un maestro, un amigo y una persona entrañable.
A finales del 2014 me invitó a su restaurante y tras una primera conversación, me dejó colarme literalmente hasta su cocina. Empezamos por un estudio de clima laboral, luego le siguió una formación en resolución de conflictos con todo el personal y continuamos con sistemas de reuniones, manuales de trabajo, formaciones en liderazgo, evaluaciones del desempeño y planes de carrera profesional.
Sí, lo que estás oyendo, un plan de carrera en un pequeño negocio de apenas 20 personas. Y por eso los jóvenes que llegaban en prácticas de la Escuela de Hostelería y veían como otros compañeros habían progresado dentro del negocio no dudaban en expresar su ilusión.
Así durante 4 años he tenido la suerte de acompañar, crecer y evolucionar con este negocio. De vivir sus problemas, sus errores y sus aciertos. Este empresario me permitió implantar en su negocio todo lo que había aprendido en las grandes empresas. Algo inusual en el sector, un verdadero oasis en el desierto. Y los resultados fueron llegando
Un empresario que pone a las personas por encima de todo, un líder cuya filosofía se refleja en su negocio. Si visitas ahora su página web, podrás encontrarte este mensaje:
Ante la proximidad de apertura del Ventorrillo El Chato, tod@s sus trabajador@s junto a la dirección de la misma; hemos decidido recuperar la normalidad laboral de todo el equipo.
El personal del Ventorrillo El Chato es nuestro activo más importante y lejos de perseguir el beneficio económico, queremos apoyar a nuestro equipo, que ahora más que nunca, necesitan una estabilidad familiar, laboral y emocional. Unidos lo vamos a conseguir.
Si, ya te he mencionado el negocio. Un pequeño restaurante “pata negra” como me decía un amigo, un restaurante con solera y mítico, El Ventorrillo del Chato en Cádiz, donde la historia sitúa el origen de la tapa. Un negocio fundado en 1780 y regentado por la familia Córdoba desde hace 54 años. Su actual propietario, José Manuel Córdoba, es el empresario a quien quiero homenajear con estas palabras.
José Manuel, muchísimas gracias por la confianza, te mereces el éxito que tienes y mucho más. Sois un gran equipo y siempre seréis la referencia en mis conferencias. Abrazo grande para ti y toda la familia 🙂