Para la mayoría, tratar con personas y lograr que sean productivas es tedioso, es lo que más estresa, agota y más tiempo les hace perder.
Precisamente esa mayoría es la que peores resultados tiene. Y lo peor, se sienten estancados.
Engullidos por el día a día surfeando una ola y siguiendo su inercia..
No saben parar, no saben desconectar, no disfrutan su tiempo libre. No están felices.
Hay dos caminos. El largo y el corto.
El largo es el natural, lo haces tú solo, a base de palos, sufrimiento, prueba y error.
El problema es que no todos tienen la vocación, determinación y la piel gruesa para llegar hasta el final.
Son muchos los que salen por la puerta de atrás. Renuncian a su vocación. Matan sus sueños porque si no acaban matando su vida.
Hay un camino más corto. No más fácil. Más placentero, no sin esfuerzo.
Y este camino viene de aprender las claves de los que superaron el camino largo. De evitar sus errores. De apalancarnos en su experiencia para coger atajos.
Abel Valverde es uno de esos grandes profesionales del sector turístico que juega en la liga de las estrellas.
Es reconocido por sus éxitos, sus resultados, sus premios, sus equipos, sus libros, conferencias y formaciones.
En el 2020 dio una charla en un evento gastronómico en Madrid y contó cómo fue su vida profesional desde sus inicios hasta hoy.
Reconocía que por su influencia de la vieja escuela, entendía el liderazgo de manera muy jerárquica, a través del miedo, la presión, el perfeccionismo y la exigencia.
Esa filosofía heredada le trajo resultados inmediatos en forma de estrellas Michelin, pero el coste le pasó factura siendo muy joven, con apenas 20 años.
No era feliz y su equipo tampoco, lo que lo hacía muy frágil, inestable y con gran rotación.
Sufría taquicardias y en dos años le habían diagnosticado un montón de enfermedades.
Sabía que a ese ritmo no iba a aguantar ni pasar de los 33 y aquello fue detonante para abrir los ojos.
Tenía claro que esa manera de gestionar el equipo no era la correcta y entendió que tenía que cambiar de perspectiva.
Y así comenzó un proceso de regeneración, investigación, estudio y autoconomiento que transformó su forma de gestionar el equipo.
Su primer paso fue comenzar a escuchar y permitir que se expresaran con libertad.
La comunicación es el alimento de las relaciones.
El segundo cambio fue promover una estructura más horizontal, cercana y aprender a delegar.
Y el tercero fue adoptar un rol de mentor. Hacer un trabajo individual para ir corrigiendo uno a uno de manera pedagógica para sacar el potencial del equipo.
Esos cambios no solo le permitieron mantener los resultados. Logró ganarse la confianza del equipo y enamorar a los clientes.
Hay mucha pedantería en nuestro oficio, se requiere de humildad y mucha psicología.
Y esa psicología, esa capacidad de entenderse a sí mismo y a los demás fue la clave del cambio.
No solo expresando por Abel. Con la pandemia entrevisté a otros grandes del sector como Juan Moll, Xavi Iglesias, Didier Fertilati, Laura Rivilla, Carmen Gónzalez, Elsa Gutierrez.
Todos expresaban lo mismo con diferentes palabras.
El autoconocimiento, el desarrollo personal y la inteligencia emocional.
En definitiva, es pura lógica.
Si uno no sabe liderarse a sí mismo primero, difícilmente podrá influir a otros.
Las emociones se contagian. Tu estrés, tus miedos, inseguridades y confusiones se proyectan hacia fuera. El equipo y los resultados son un reflejo tuyo.
Si tu vida personal no está a la altura de tu vida profesional tenemos un problema.
La mayoría de gerentes y mandos intermedios con los que trabajo me llegan cansados de su ritmo de vida.
Quemados de vivir en tensión permanente, de partido en partido, llevándose los problemas a casa, afectando a su círculo más cercano.
Bloqueados y sin rumbo. No saben lo que quieren, pero saben lo que no quieren
Y ojo, que nos engañamos cuando pensamos que no tenemos tiempo para nosotros.
Febrero de 2019. José Luis, mando intermedio de 51 años.
Recibo la llamada de la directora de Recursos Humanos de una bodega.
Me dice que le han hecho una evaluación 360 a un mando intermedio recién promocionado. Parece bastante estresado, perdido y su equipo tiene una baja productividad.
Le han diseñado un plan de desarrollo personal que incluye un programa de coaching y cuentan conmigo.
Cuando tengo la primera reunión con José Luis analizamos el punto de partida.
Lleva dos meses como ingeniero de turno y no para de correr como pollo sin cabeza.
Anda bastante estresado. Siente presión tanto de arriba como de abajo pero quiere demostrar que vale y mantener ese puesto.
Se describe como una persona muy positiva, con gran capacidad de adaptación y que siempre ha valorado la adversidad como un reto.
El primer obstáculo es que sólo le han marcado la responsabilidad principal del puesto y han dejado en sus manos la organización del trabajo.
Y para poder cubrir todas las tareas que entiende le “pertenecen” acaba echando horas extra en el trabajo y llevándose trabajo a casa. Algo que antes no pasaba.
Respecto al equipo, mejor decir que no tenía equipo. Había heredado un grupo muy viciado de muchos años y quemado por la falta de personal.
Cuando lo analizamos en profundidad sacamos:
Así que comenzamos primero con lo primero: la organización, marcar objetivos, prioridades, estrategias y plan de acción.
Fueron 8 meses de trabajo.
Jose Luis aprendió a priorizar y delegar y no echarse todos los marrones encima.
Logró mayor autocontrol de sí mismo y de sus decisiones. Ahora decide el momento en el que atiende los problemas sin reaccionar impulsivamente como antes.
Marca los tiempos y tiene conversaciones en momentos adecuados con mejores resultados.
Ya sabe dosificarse y gestionar el estrés. Ha aprendido a levantar el pie del acelerador y disfrutar más de la vida.
En consecuencia, ha mejorado su productividad y conciliación, ya no echa horas extra ni se lleva trabajo a casa.
Y en cuanto a su liderazgo, se ha ganado el respeto y la confianza del equipo que ahora es mucho más productivo y por primera vez superan objetivos.
Y en cuanto a su liderazgo, se ha ganado el respeto y la confianza del equipo que ahora es mucho más productivo y por primera vez superan objetivos.
Ha conseguido mejorar las relaciones, la comunicación y los conflictos.
Con un mejor ambiente de trabajo, pierden menos tiempo en peleas, quejas, comparaciones y errores.
En definitiva, funcionan mejor y están más comprometidos.
Y José Luis siente que ha enderezado su rumbo y persigue niveles más altos de productividad.
No mates tu vida, tu salud y tu felicidad.
Somos más productos de nuestras decisiones y excusas que víctimas de nuestras circunstancias.
Ya has visto, los dicen los grandes, que para obtener mejores resultados con el equipo hay que empezar primero con uno mismo.
Por lo que si quieres trabajar conmigo, seré breve.
Lo primero. No trabajo con todo el mundo. No me importa tu situación y lo dura que tú creas que pueda ser.
Lo que me importa es tu actitud. Tu determinación. Tus ganas de cambiar.
Porque si crees que va a ser un camino de rosas, lo llevas crudo.
Tienes que currar. Mejor dicho. Tienes que currarte, cuestionarte, abrirte a diferentes ángulos. Y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo.
Por ejemplo, es complicado aceptar que no todo el mundo trabaja como tú y que tu forma de ver las cosas no siempre será la más eficiente.
Yo seré tu guía. Un acelerador. Un apoyo objetivo y neutral para detectar tus puntos ciegos y enseñarte a superarlos.
Porque si tú solo hubieras podido solucionarlo, ya lo habrías hecho.
Así que antes de trabajar juntos tenemos que hablar y verificar que estás preparado.
Los segundo. Voy a tope con formaciones en empresas que son mucho más rentables para mi.
Entenderás que me pague más una empresa por dedciar una hora a diez personas que lo que me pueda pagar una sola persona. Es lógico.
Por lo que cada vez tengo menos tiempo para este servicio y por lo tanto hay plazas limitadas cada mes. Unos meses más otros menos.
Es posible que tengas que esperar para que trabajemos juntos. Pero si ese es el caso, podrás registrarte en la lista de espera para tener preferencia.
Si sigo haciendo entrenamientos personales a día de hoy es porque los disfruto cuando veo que puedo ayudar de verdad.
Esto significa que a pesar de que el trabajo sea duro, nuestras reuniones las vas a disfrutar. Estarás deseando que llegue el día y la hora para tener tu ratito de desconexión.
Y lo tercero. No sé si para ti seré caro o no. Eso depende de ti y de tu situación. Comparado con el mercado, sé que soy un regalo*.
Y comparado con lo que te llevas, mis clientes me dicen que es la mejor inversión que han hecho en su vida.
Porque esto no es un curso enlatado con una serie de contenidos igual para todo el mundo.
Esto es un entrenamiento personal. Repito, personal, a medida, adaptado a tus horarios, con flexibilidad para cambiar. Así que lo de que te falta tiempo, fusílalo.
Significa que te enseñaré justo lo que necesites aprender, en cada momento, para superar la situación que estés afrontando, sea un conflicto, despedir a una persona, lo que sea.
Significa que estaré a tu lado. Seré tu compañero. Tendrás mi apoyo permanente. En las buenas y en las malas. Me podrás escribir o llamar cuando más lo necesites.
Y avanzarás de verdad, verás resultados, no por el rollo de que cada reunión que tengamos finalizará con un plan de acción.
Avanzarás porque vamos a detectar los errores y aprender de ellos. Porque vas a lograr disciplina y perseverancia para crear nuevos hábitos.
Aunque solo sea porque tendrás a un tío pesado (yo) encima con el que te has comprometido.
Atrás quedarán las excusas que te hacían posponer una y otra vez. Nos las cargaremos.
Y le verás un enorme valor porque este es un entrenamiento para el resto de tu vida. Algo que no caduca y que podrás usar una y otra vez en diferentes ámbitos.
Una vez que aprendes lo básico de la psicología para gestionar tus cambios de humor, tus miedos, tus confusiones y conflictos, tu seguridad y tranquilidad se multiplican.
Ya no perderás tanto tiempo comiéndote la cabeza. Serás más productivo y te resultará más fácil tratar con personas (y ganarte su confianza).
Aparte del beneficio económico cuando se consigue un equipo motivado y comprometido. Y de la libertad que te da eso para poder emplear tu tiempo en crecer el negocio o tu carrera.
Y podrás disfrutar más de cada momento como lo hacías en los buenos tiempos.
Y paro porque si sigo diciendo lo que yo mismo he vivido podrás pensar que es demasiado bueno para ser verdad. Pero tú mismo.
* Lo del regalo que te ponía antes no era para parecer arrogante. El regalo te lo tienes que hacer tú.
Esto es invertir en ti para cuidarte, escucharte, conocerte, crecer y hacerte más fuerte. Si no te sientes merecedor de dicho regalo, sencillamente no me llames.